Hacer amigos en una escuela canadiense, y la verdadera razón del estudio temprano en el extranjero
- Schools ON AIR

- 10 nov
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Hacer amigos en un país extranjero nunca es fácil. El idioma es diferente, la cultura es diferente, e incluso el sentido del humor puede no coincidir. Sin embargo, es precisamente en ese entorno extraño e incómodo donde los niños comienzan a crecer. Muchos padres deciden enviar a sus hijos a estudiar al extranjero porque creen que “aunque sea difícil ahora, esta experiencia los hará más fuertes”.
Si lo pensamos bien, en nuestra generación hacer amigos no era tan complicado. Si estábamos en la misma clase, naturalmente jugábamos juntos; una simple partida de pelota bastaba para comenzar una amistad. Pero para los jóvenes de hoy, las relaciones ya no son solo una cuestión de amistad, sino un tema sensible de pertenencia y autoestima. La cantidad de seguidores en redes sociales, la moda del momento, el estatus familiar o económico, el tono de voz e incluso el maquillaje pueden determinar con quién se relacionan.
El hecho de que muchos estudiantes coreanos usen los mismos abrigos o lleven las mismas mochilas de marca puede ser, en realidad, una estrategia de supervivencia. Temen sobresalir demasiado, ser rechazados o quedarse solos por ser diferentes, así que se ajustan a un molde común.
Pero cuando estos jóvenes llegan a Canadá, se enfrentan a otro mundo. Aquí, las relaciones no se basan tanto en la apariencia o lo material, sino en la confianza y la capacidad de expresarse. El problema es que ese medio de expresión es el inglés. Pensar en lo que se quiere decir, buscar las palabras correctas y formar oraciones a menudo hace que pierdan el momento para intervenir. El corazón está abierto, pero las palabras no salen, y así surgen silenciosamente las distancias.
Recuerdo a un estudiante que solía sentarse solo durante el almuerzo. Al principio pensé que era solo timidez, pero más tarde me dijo: “Lo más difícil es no entender las bromas en inglés”. No solo estaba aprendiendo un idioma, sino cómo conectar emocionalmente a través de él. Meses después, le dijo a un compañero: “Tu sonrisa es bonita”, en inglés, y ambos se rieron por primera vez. En ese momento nació una amistad verdadera.
El proceso de hacer amigos en una nueva cultura nunca es sencillo. Por eso, la paciencia y el apoyo de los padres son esenciales. Decir frases como “No pasa nada si tardas un poco” o “Aunque tu inglés no sea perfecto, tu corazón se entiende” puede darle al niño una gran fortaleza. La confianza en sí mismo es tan importante como el dominio del idioma, y esa confianza nace de la fe de los padres.
Algunos podrían preguntar: “¿No sería más fácil quedarse en Corea?”. A corto plazo, sí, sería más cómodo. Pero cuando ese niño crezca y enfrente un mundo en el que el inglés y otras culturas le resulten ajenas o intimidantes, puede ser demasiado tarde. El estudio temprano en el extranjero no es solo una aventura académica, sino un entrenamiento para la vida: aprender a mantenerse fiel a uno mismo en un mundo diverso y global.
Lo que los niños realmente necesitan no es una puntuación perfecta en inglés, sino el valor de conectar sinceramente más allá del idioma y la cultura. Al intentar hacer amigos, fracasar y volver a intentarlo, aprenden la fuerza necesaria para relacionarse y pertenecer en cualquier lugar.
Cada momento que un niño pasa intentando hacer amigos en un país nuevo lo forma para ser una persona más abierta, empática y resiliente. Al final, aprende que la comunicación va más allá de las palabras. Y quizás esa sea la verdadera razón del estudio temprano en el extranjero.
Si deseas conversar más sobre cómo estudiar en el extranjero puede fomentar este tipo de crecimiento, no dudes en contactar a Schools ON AIR.



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